Autismo en Mujeres: Comprendiendo las Cuerpas Divergentes

¿Hablamos de una cuerpa, o de muchas cuerpas? Si pensamos en la cuerpa orgánica, la emocional, mental y social… es una sola, es el patriarcado el que ha intentado fragmentarla.

Enfoquémonos en la cuerpa orgánica: aquí sí hay muchas cuerpas, hay cuerpas diferentes que van a dar lugar a emociones diferentes, a procesos cognitivos diferentes y a interacciones sociales diferentes. Y ojo: que diferente no significa ni mejor ni peor.

Pienso en la cuerpa autista, que es diferente a la alista (la persona alista es la persona que no es autista, la palabra viene del griego “allos” [lo otro] y el sufijo “ismus” [condición de estar centrada/o en lo exterior]); en el borrado de las mujeres autistas desde la ciencia y la academia, con la consecuente ignorancia de los procesos de las cuerpas divergentes; en mujeres autistas que tienen esquemas maladaptativos de vulnerabilidad, que desarrollan trastorno de ansiedad por enfermedad, de dismorfia corporal, en las mujeres autistas con alexitimia, con episodios disociativos… Y pienso que el lugar de la cuerpa en la terapia politizada para mujeres ocupa un lugar central.

Vamos más despacio: el autismo es un neurotipo. Entonces para empezar te voy a pedir que te olvides de todos los estereotipos que posiblemente has aprendido de series o películas hechas por personas alistas (alistas son las personas que no son autistas) con actores y actrices alistas. Yo sé que en la academia no se aprenden estos temas y cuando se llegan a abordar son desde el neurodiscapacitismo y perpetuando estereotipos estigmatizantes. Entonces haz a un lado esa información porque te va a estorbar al intentar incorporar nueva que te permita conectar con mujeres que no son como tú (en el caso de que seas alista). 

La Percepción del Mundo desde un Neurotipo Atípico

Bueno, ¿qué significa tener un neurotipo atípico? Todo el sistema nervioso es diferente a lo típico -al promedio- comenzando por las células nerviosas, las neuronas son diferentes y eso significa que el mundo es percibido de forma diferente a través de los sentidos, pero que además se tiene el potencial de desarrollar co-ocurrencias en la cuerpa debido a estas diferencias (Taylor, Livingston, Callan, et. al., 2021). Entonces si desconocemos estas cuerpas, su forma de sentir, de ver, de escuchar, de oler… por supuesto que va a extrañar e incluso a asustar lo que la cuerpa pueda percibir. 

Vulnerabilidad y Creencias Desadaptativas en la Experiencia Autista

Si una mujer autista desconoce que es normal que su cuerpa tenga hipo o hipersensibilidades -por ejemplo- va a ser fácil que llegue a la conclusión de que hay algo mal con ella, que es vulnerable al daño y/o a la enfermedad, crecerá pensando eso y será el “filtro” o serán los “lentes” con los que vea el mundo: desde el sentirse vulnerable y/o defectuosa. Es decir, podría explicar su experiencia a lo largo de los años con un patrón de vulnerabilidad y desarrollado la creencia de que ella es vulnerable al daño. 

Dentro de un proceso terapéutico, la reestructuración de ese esquema de vulnerabilidad va a ser muy limitado o incompleto sin el trabajo de la cuerpa. Y al trabajar la cuerpa… ¿Qué pasa si es diferente? ¿Qué pasa si la experiencia sensorial no conecta con los conocimientos que le puedan dar una explicación a su experiencia sin reforzar el esquema maladaptativo?

Con frecuencia profesionales de la salud ignoran la existencia del autismo, en qué consiste o todo lo que implica tener un neurotipo que diverge de la norma, así que no es infrecuente que aún con la ventaja estructural que le permita a una mujer autista atenderse con profesionales de la salud, no pueda acceder a esos servicios por su neurotipo y se perpetúen sus creencias de vulnerabilidad, siendo más fácil que se desarrolle, por ejemplo, un trastorno de ansiedad por enfermedad.

Alexitimia e Hiposensibilidad Interoceptiva: El Impacto en las Emociones

Una de las características del autismo es un procesamiento sensorial atípico, parte de las consecuencias que puede llevar la hiposensibilidad interoceptiva (Balazco, Provenzano, Bozzi, 2020) es el no poder percibir de la misma forma las emociones, porque las emociones se sienten primero en la cuerpa; así que la mujer que habita una cuerpa autista es más vulnerable a desarrollar alexitimia (Reaño, 2023) y por eso las estadísticas existentes nos muestran que la alexitimia es una condición que se presenta con mayor frecuencia en la población autista (Ferguson, Preece, Schweitzer, 2023) y que de hecho podría ayudar a entender el por qué las interacciones sociales serán diferentes en un contexto en donde se impone socializar a través de las emociones.

Violencia, Trauma y Disociación en Mujeres Autistas

Hay que considerar todas las violencias que viven las mujeres autistas y todas las experiencias relacionadas con eventos traumáticos: si por ser mujer ya se es vulnerable a vivir violencias por existir en un sistema social cuya estructura todos los días despliega violencias sobre las mujeres, pues también por ser autista se tiene un mayor riesgo de vivir eventos traumáticos (Byung-chul, 2016) (Lobregt-van Buuren, Hoekert, Sizoo, 2021) por la violencia que se ejerce sobre las mujeres autistas en casa, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad en donde viven, entre otros entornos. Así que debido al contexto también es más fácil que se desarrolle algún trastorno dismórfico o disociativo (Camacho, Olmeda, 2019); porque fragmentar la cuerpa física, mental y emocional es una estrategia de supervivencia ante la violencia, es uno de los objetivos de la clase dominante para poder mantener su poder.

El Neurodiscapacitismo de la Academia: Negación e Invalidación

¿Cómo podemos luchar y defendernos contra algo que no podemos ver? ¿Cómo podemos cortar con la violencia si no la podemos ver? ¿Cómo podemos dejar de violentar a las mujeres en el espacio terapéutico si no visibilizamos toda la misoginia de la academia? ¿Cómo podemos dejar de violentar a las mujeres autistas en el espacio terapéutico si no visibilizamos todo el neurodiscapacitismo de la academia?

Parte del neurodiscapacitismo de la academia es una tendencia de las y los profesionales a negar e invisibilizar el autismo. Tratar de buscar cualquier otra explicación para los malestares que presenta una mujer, lo que sea menos autismo. Se aferran a la idea de que no es autismo (porque por supuesto que no conecta con sus conocimientos y mucho menos con sus experiencias) y prefieren pensar que es -por ejemplo- trauma, trauma del desarrollo, trauma afectivo, o alguna otra cosa. Y claro, hay una alta co-ocurrencia (Lobregt-van Buuren, Hoekert, Sizoo, 2021) pero sería un error pensar que al tratar el trauma, la persona va a ser común, típica; porque el trauma es algo que se puede tratar, el autismo no se puede –ni es deseable– tratar, es algo con lo que una persona vive toda su vida

La consecuencia de negarse férreamente a aceptar que las mujeres autistas existen -lo sepamos, lo sepan, lo podamos ver, lo podamos entender, o no:- es caer en discursos y prácticas violentas. Porque -volviendo al ejemplo de que un/a profesional se aferre a que no es autismo, porque ella desde afuera y desde su alismo que le impide comprender la experiencia interna de la mujer que le consulta, y se rehúsa a pensar que la mujer pueda ser autista porque no se parece al niño de Mercury Rising-, eventualmente se va a llegar a un límite en el espacio terapéutico porque los esquemas de inadecuación, de aislamiento, de defectuosidad… se seguirán perpetuando cuando salga al mundo neurodiscapacitista si no se problematiza ese contexto social. 

Las demandas de su entorno seguirán excediendo sus capacidades y existirán consecuencias para esos altos niveles de estrés. Y bueno, ahí ya me salí un poco del tema que nos concierne en este momento que es la cuerpa, pero a lo que voy es que la mujer autista seguirá necesitando adecuaciones que no recibirá y es la cuerpa sobre la que cae todo el impacto de negarse a aceptar la existencia del autismo.

Imaginemos que a consulta llega una mujer asustada porque refiere estar desangrándose, que a lo largo de los meses, de repente ha observado cómo sale sangre de “aquellito” y no encuentra una explicación pero la asusta mucho pensar que se está desangrando. No solo sería evidencia de que vivimos en un mundo que no está hecho por ni para nosotras, sino que nos borra de la academia, de la ciencia, que patologiza y medicaliza nuestros procesos y que como consecuencia directa de eso, las mujeres como la que en este escenario imaginario llega a consulta, experimentan muchísima ansiedad. Nos toca hacer lo que la academia patriarcal nunca va a hacer: toca visibilizar y despatologizar las experiencias de la cuerpa, conocerla, reconocerla y aceptarla. Lo mismo pasa con el neurotipo y todo lo que éste implica.

Entonces el primer paso con las usuarias autistas es ayudarles a conocer y reconocer a la cuerpa autista, eso ya es muy revolucionario y disruptivo.

Diferencias Biológicas y su Impacto en la Experiencia Cotidiana

En personas autistas normalmente hay menores niveles de enzimas antioxidantes, ácidos grasos omega-3, ácido fólico, vitamina B1 y probióticos; diferencias en la flora intestinal con la consecuente co-ocurrencia de problemas gastrointestinales, atipicidades en el sistema inmune, incremento de marcadores inflamatorios, entre otros (Stavridou, Driga, Drigas, 2021). Esto significa que la experiencia con la cuerpa va a ser significativamente diferente a la que podría tener una mujer alista, la mujer autista va a tener sensaciones, percepciones, vulnerabilidades y necesidades diferentes. Y como esas experiencias no conectan con el de la profesional de la salud alista que se consulta ni con la academia neurodiscapacitista enseñada en instituciones patriarcales, no es difícil ni infrecuente que las experiencias sean gaslighteadas y que se ejerza violencia psicológica al invalidar la experiencia de la mujer autista que consulta; o incluso jugar con su percepción y distorsionar su realidad, haciéndole creer que no siente lo que siente, que todo está en su mente. Entonces se perpetúa la fractura con la cuerpa, con todo lo que esto implica.

En personas autistas son más comunes los trastornos de sueño, la epilepsia, lesiones en la mucosa oral, diarrea, constipación, dolor abdominal, dermatitis atópica, atopia (que es la predisposición a tener reacciones alérgicas), enfermedades y condiciones autoinmunes, incontinencia; además existe un relativo riesgo de pérdida auditiva, estrabismo y errores de refracción (Rydzewska, Dunn, Cooper, 2021). Por supuesto que a la ciencia nmeurodiscapacitista no le es de gran interés realizar investigaciones al respecto y la información es muy limitada, pero aún así existe evidencia de los padecimientos más comunes en personas autistas. 

Quien habita una cuerpa autista no solo tiene un sistema nervioso diferente al promedio, sino que tejidos originados del mesodermo van a tener diferencias sustantivas respecto al promedio. Por eso hay tantas diferencias en cuanto al sistema musculoesquelético y el tejido conectivo en general (que es el que forma la piel, los intestinos, los pulmones, el sistema cardiovascular, ocular y auditivo, por ejemplo). Lo interesante es que aunque en primera instancia se podría pensar que el sistema nervioso tiene un origen embriológico diferente, en el cerebro también se pueden encontrar funciones similares a las del tejido conectivo, sobre todo si se considera la microglia que finalmente son células cuyo origen embriológico es mesodérmico (Zoccante, Ciceri, Gozzi, et al., 2022). 

Con una cuerpa diferente, se percibe el mundo diferente y la experiencia (no las situaciones, sino cómo se experimentan con la cuerpa esas mismas situaciones) es diferente; las heridas y malestares van a variar a los de otras mujeres.

La Experiencia Sensorial Amplificada y sus Desafíos

En autistas existe un desbalance en la actividad glutamatérgica y GABAérgica y esto se traduce como un desbalance en la exitación/inhibición; consecuentemente se ve modificada la integración sensorial (Lefebvre, Tillmann,Cliquet, et al., 2021). Las personas autistas presentan hiper e hipo sensibilidad sensorial. Si las sensaciones físicas están amplificadas, automáticamente se convierte en un componente principal para diferentes trastornos ansiosos.

No poder enfocar los pensamientos, sensación de despersonalización… fácilmente llevarán a una interpretación catastrófica de las experiencias porque no existe un conocimiento previo sobre más personas como ella, ya que no es muy socializada la existencia autista, es casi como un mito o un secreto a voces (cuando no se niega la identidad y existencia autista).

Y como constantemente se invalida lo que siente la mujer autista, poco a poco se aprende a ir dejando de escuchar a la cuerpa en llamas.

La importancia de traer la cuerpa a la terapia politizada para las mujeres, poco significa si no reconocemos las diferentes cuerpas que existen y las diferentes experiencias que permiten tener, porque entonces el espacio terapéutico lejos de convertirse en ese espacio en donde las mujeres puedan saber que no se están volviendo locas y que puedan re-conectar con sus cuerpas, se convertirá en un espacio más que invalide, minimice e ignore su experiencia.

Las rebeldías de las cuerpas autistas también son diferentes, son condenadas. Porque en efecto son cuerpas programadas para revelarse ante la violencia, están diseñadas para autorregularse a través del stimming -o lo que la neuronorma prefiere llamar “estereotipias”- cuando el entorno es aversivo. 

Es importante poder identificar esas rebeldías, reconocerlas, validarlas y nutrirlas. Esto además de ayudar a que la mujer autista vuelva a su centro, va a romper con la neuronorma que estigmatiza las características autistas, va a ayudar a que la mujer autista se sienta comprendida y validada. Eso es algo muy valioso en un mundo que no está hecho para mujeres autistas y en el que ese estigma conduce a discriminación, exclusión, señalamiento, burla, humillación y marginación que consecuentemente tendrán un impacto en la construcción negativa de la identidad de la mujer autista.

“¿Pero por qué te pones así? Si solo es un motor andando.”

“¿Estás bien? ¿Qué cosas raras estás haciendo?”

“Deja de moverte”

“Qué rara eres”

“Ay, pues todos soportan ese ruido, no sé por qué tú no te puedes acostumbrar”

El papel de la terapia politizada para mujeres es dejar de contribuir a alienar a las mujeres autistas para que puedan volver a su centro, que puedan ser ellas mismas sabiendo que no hay nada de malo con sus diferencias.

El Stimming: Una Herramienta para Volver al Centro

Una de las diferencias que se observan con mayor o menor facilidad dependiendo del contexto social, son las “estereotipias”, porque las personas alistas no les encuentran razón de ser, son una diferencia que no reconocen, que no respetan y como todo con lo que el ser humano no se puede identificar o no le es familiar: le asusta, lo evita o le incomoda.

El stimming (palabra que viene de la conjunción del inglés “self-stimulation” y que es lo que se observa como movimientos repetitivos) es algo que -para variar- no se ha investigado mucho, y en realidad poco importa para este artículo lo que digan hombres neurotípicos con credenciales y puestos académicos. ¿Qué dicen las personas autistas? 

Desde la comunidad autista se reconoce que el stimming tiene una amplia variedad de funciones. En general ayuda a calmar las desregulaciones sensoriales y emocionales, contribuye a regular el sistema nervioso porque permite poner atención en la cuerpa (Deweerdt, 2020). Entonces es una herramienta poderosa que -no solo, pero sobre todo- para mujeres autistas resulta sumamente benéfica.

El Costo de la Incomprensión: Estigma y Discriminación

Ese stimming se vuelve parte de las memorias de la cuerpa autista. En realidad la experiencia autista entera es un paquete de memorias, todo el tiempo recuerda que este mundo no está hecho para mujeres autistas, que las personas no están dispuestas a hacer espacio las mujeres autistas; y todo eso lo recuerda la cuerpa: le dan indicaciones confusas y duele la cabeza, ponen la música muy alta y estallan los oídos, llegan a babear la cara de la mujer autista con un beso y se le eriza la piel… los espacios de socialización conglomerados, las luces, los ruidos, los chistes… la cuerpa implota, explota, la cuerpa duele…

Y esto me lleva a un punto crucial dentro de la terapia politizada para mujeres autistas, porque finalmente el espacio psicoterapéutico es un espacio de acompañamiento… pero de poco sive acompañar a la mujer mientras arde en llamas si no podemos ayudarle a que no se queme. Es importante conocer las crisis autistas para no confundirlas con algo que nada tenga que ver con lo que experimenta la mujer que acude a terapia.

Si bien las crisis son universales y todas las personas las llegan a experimentar, es importante recordar las diferencias en la cuerpa autista que harán de una misma situación, una experiencia completamente diferente, pudiendo alcanzar una crisis más rápido. Las autistas pueden experimentar diferentes tipos de crisis por sobrecarga sensorial, de análisis o emocional; básicamente son situaciones estresantes en donde las demandas del ambiente superan sus recursos de afrontamiento (Autistic West Midlands, 2019)(Phung, Penner, Pirlot et al., 2021).

Comprendiendo los Diferentes Tipos de Crisis

  • Meltdown o crisis explosiva: la cuerpa explota, y se observan conductas extremas como gritos, golpes, o incluso autolesiones. Es una crisis muy estresante tanto para la persona que la vive como para las personas alrededor y es problemático que pueda hacerse daño a sí misma o a otras personas a su alrededor.
  • Shutdown o apagón: la cuerpa se apaga, y se observa que la persona se retrae, puede ser que no responda a la comunicación y solo se quede tirada. Como este tipo de crisis no es tan aparatoso como la explosiva, muchas veces pasa desapercibida pero eso no significa que la persona no esté en crisis, es una experiencia interna con profundo dolor

¿Qué se puede hacer con estas crisis? Lo ideal es prevenirlas, pero una vez que están ahí, es importante retirar los estresores en la medida de lo posible para que la persona se pueda recuperar de la situación. Si lo que provocó la crisis hizo que la persona perdiera el control, lo que necesita es que se le ayude a recuperar el control y evitar lo que le podría hacer sentir peor (como ser regañada, aislada o humillada en vez de ser comprendida y apoyada).

Un último tipo de crisis es el burnout, tiene su origen en el estrés pero es diferente al burnout ocupacional. El burnout autista es un estado emocional, físico y mental de extremo cansancio que se desarrolla con el tiempo. Puede asociarse al trabajo o no, pero es producido por un estrés crónico en donde las demandas del medio exceden las capacidades de la persona autista. El burnout ha sido descrito como un síndrome de largo plazo en donde además del cansancio exagerado hay una pérdida de funciones ejecutivas y una hiper-reactividad sensorial y -por supuesto- emocional. Sobra decir que el impacto que tiene en la salud mental y la calidad de vida, es severo (Mantzalas, Richdale, Adikari, et al., 2021).

Diferencias Clave entre Burnout Autista y Depresión

Muchas veces la mujer que atraviesa un burnout autista llega a la consulta psicoterapéutica y el burnout ni siquiera es identificado, es comprensible la confusión porque de hecho se comparten síntomas con un cuadro depresivo (ahí lo valioso de hacer una conceptualización cognitiva); pero la mujer sigue en llamas, ningún medicamento, ninguna activación conductual, y ningún acompañamiento la ayudará a que la cuerpa deje de estar en llamas y ese burnout se convertirá en una condición crónica si la mujer autista no empieza a recibir las acomodaciones que necesita para que las demandas del entorno no superen sus capacidades. Y lo que se necesita para el burnout es aceptación, apoyo, desenmascarar, aislarse, identificar señales de alerta… en pocas palabras… escuchar a la cuerpa, a SU cuerpa, ¿qué necesita su cuerpa en ese momento? Sin voltear a ver a otras cuerpas, tomando su cuerpa como punto de partida y referencia, ¿qué le está pidiendo a gritos?

Cuando tú estás en llamas y necesitas ayuda, ¿cuál es el papel de la terapia? ¿Que te digan que estás haciendo demasiado? ¿Que estás haciendo muy poco?¿Que no te deberías de sentir así? ¿Que posiblemente no estás cuidando de tu salud? ¿Que está bien sentirse así y que te acompañan? ¿Que estás así porque quieres? ¿Que lo que sientes está en tu mente? ¿Necesitas que se pongan en esa verticalidad? ¿O necesitas que te ayuden a volver a tu centro, a escuchar a tu cuerpa y encontrar las respuestas dentro de ti?

Si no somos conscientes y no nos sensibilizamos ante la existencia de las cuerpas autistas, el espacio terapéutico se convertirá en un espacio más en el que se violenten a las mujeres, ahora no por mujeres sino por autistas.

¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuántas crisis has tenido? ¿Cuántos espacios te han negado? ¿Cuántos dolores han sido ignorados?

El Precio del Neurodiscapacitismo en la Psicoterapia

Tener que vivir estando constantemente en modo de supervivencia tiene un precio sobre la cuerpa, el tiempo en la cuerpa autista se reflejará diferente dependiendo de cuánta comprensión, empatía, gentileza y compasión te rodee, o dependiendo de cuánta indiferencia y violencia haya a tu alrededor. 

A veces el paso del tiempo solo deja enajenación con la propia cuerpa, a veces deja odio, desprecio y deseos de ser “normal” (sea lo que sea que eso signifique).

Preguntar cómo habitas la cuerpa autista ya es una ventaja, porque hay muchas que no lo hacen, que las han obligado y orillado a no hacerlo. Pero si tienes la ventaja de hacerlo, ¿cómo la habitas?

Habitar la cuerpa autista también es condenado, porque lo siente todo más intenso: el placer, el displacer, el dolor, el alivio, la tristeza, la felicidad, la ira, la ternura… pero es que ese no es el problema, el problema es cómo expresas habitar esa cuerpa, qué haces al habitar esa cuerpa y sobre todo, qué se espera de ti al habitar tu cuerpa.

Porque o explotas, o gritas, o haces movimientos muy bruscos, si haces expresiones poco exageradas, o si no haces expresiones muy exageradas, si no usas el tono de voz “correcto”… hay un castigo social. Y entonces te comenzarán a increpar con juicios y cuestionamientos de por qué no puedes dejar de moverte, por qué no puedes dejar de jugar, por qué empezaste a hacer ruido, por qué te pones así, no te deberías de sentir así, eres muy intensa, no es normal sentirse así.

Los mensajes que a menudo escuchan son:

  • No es normal sentirse así.
  • No es normal moverse así.
  • No es normal verse así.
  • No es normal hablar así.
  • No es normal ser así.
  • No eres normal.

Cuando te lo han repetido muchas muchas muchas muchas veces, seguramente tendrás mucho qué trabajar en el espacio terapéutico. Así que más vale que ese espacio tenga lugar para ti, y no sea otro más en donde te digan que no es normal hablar así, no es normal actuar así, no es normal interactuar así, no es normal sentir así…

Herramientas para un Espacio Terapéutico Compasivo y Neuroafirmativo

Volver a la cuerpa: conocer y reconocer.

Es importante el trabajo para conocer y reconocer la cuerpa autista. El stimming siempre es una buena forma para volver a la cuerpa, ¿qué es lo que siente? ¿en dónde lo siente? Igual y a veces lo que necesite sea desconectarse del mundo externo que la sobreestimula. Además, volver a la cuerpa es una poderosa herramienta para la regulación emocional.

La Crucial Importancia de la Validación 

Es IN.DIS.PEN.SA.BLE. que le creas a la mujer que tienes enfrente, no importa que no lo comprendas en este momento, por favor, solo créele.

Acomodaciones

¿Cómo puedes hacer del espacio terapéutico un ambiente que no exceda los recursos de la mujer autista que acompañas? ¿Identificas que está en un burnout autista? ¿Qué acomodaciones adicionales podría necesitar en ese caso?

Aceptación Incondicional

Podría escribir todo un ensayo del por qué no es ético negar tus servicios a una mujer solo por ser autista debido a tus propios prejuicios, temores y sentimientos de insuficiencia/incompetencia; porque solo estarías contribuyendo a la marginalización que ya viven, estarías haciendo uso del sistema de opresión que le atraviesa. Ayuda muchísimo informarse, formarse y actualizarse en autismo, sí. Pero en últimas, no necesitas ser experta en autismo para acompañar a una mujer autista porque no vas a “tratar” su autismo, vas a ayudarla con sus dolores, con sus ilusiones, desilusiones, esperanzas, angustias, confusiones… y para eso lo único que necesitas creerle, créele, intenta comprenderla y sácala de la alienación; corta con los malos tratos que seguramente ha recibido y muy probablemente sigue recibiendo en otros espacios y se tú quien la acepte por como es, que acepte sus diferencias. Tú y yo sabemos que eso sana profundamente.

Conclusión

La herramienta más poderosa que la terapeuta puede utilizar en los procesos cuando acompaña a mujeres autistas es a través del trabajo personal que le permita incorporar el conocimiento sobre otras experiencias y entonces sí ayudar a la transformación. Esa es una forma muy bonita de transformación y sanación entre mujeres, de forma simultánea la acompañante y la acompañada.

Guerra, L. (2025, 12 de junio). Autismo en Mujeres: Comprendiendo las Cuerpas Divergentes. Psicología Politizada para Mujeres. https://lucyguerra.com.mx/2025/06/12/autismo-en-mujeres-comprendiendo-las-cuerpas-divergentes/ 

Referencias: 

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